Cociente Espiritual (C.E.)
Si nuestra inteligencia es frecuentemente dominada por el estado emocional,
las emociones a su vez reciben sus llamadas de atención por parte de la razón. Por ejemplo, suena la alarma una fría mañana
de invierno. Y empieza el diálogo entre
la razón y la emoción.
Emoción
– Hace mucho frío hoy y estoy tan
abrigado. Quiero quedarme en mi cama
sólo cinco minutos más.
Razón - ¡No! Es hora de
levantarse. ¡La última vez quisiste sólo
cinco minutos más; dormiste por una hora y llegaste tarde al trabajo!
Emoción – Por favor, hoy hace mucho frio.
No estés tan apurado. Después de
todo, me acosté muy tarde anoche.
Razón - ¡No! Levántate, flojo bueno para nada.
Emoción – Por favor, sólo dos minutos. . .
Así es cómo frecuentemente se desarrolla el diálogo interno. Querer (emoción) y
saber (razón) pelean en el campo de batalla de la mente, usando los registros
del subconsciente para reafirmar sus respectivos argumentos. Queremos cosas que sabemos que no son buenas
para nosotros. Sabemos muchas cosas que
no queremos saber. Así nace el conflicto
interno. Y éste cesa sólo cuando la fortaleza espiritual toma el mando
desde el confundido, abrumado y debilitado ego. Lo
que propongo es un Cociente Espiritual (C.E.), que es precisamente lo que puede
guiar y fortalecer el intelecto y dar satisfacción y tranquilidad a la
mente.
Si la inteligencia racional es lo que me ayuda a manejar las cosas y la
sensibilidad emocional es lo que me ayuda a lidiar con otros seres humanos, es
mi dosis de espiritualidad lo que me salva de los excesos de las otras dos.
En lugar de una
serie de preguntas y respuestas sobre el método utilizado para calcular el
Cociente Emocional y el Cociente Intelectual, el Cociente Espiritual puede ser
calculado automáticamente mediante la aplicación de criterios con respecto a la
efectividad de mi vida. Por
ejemplo:
- ¿Estoy
utilizando más tiempo, energía, dinero y pensamientos de los que necesito
para conseguir los resultados que obtengo?
- ¿Puedo
mantener el respeto bilateral en mis relaciones?
- ¿Juego limpio
cuando trabajo con los demás?
- ¿Mantengo
mi dignidad mientras respeto la dignidad de los otros?
- ¿Me
siento en paz a pesar de tener mucho que hacer?
- ¿Soy
sensato en mis decisiones?
- ¿Me
mantengo estable en una situación de alboroto?
- ¿Estoy
más consciente de las virtudes de la gente que de sus defectos?
Estas y muchas otras
preguntas pueden servir de base para calcular el Cociente Espiritual. Si la mayoría de las respuestas es sí, usted
ciertamente tiene una dosis de espiritualidad bien desarrollada.
Este artículo es de mi libro “Endocalidad:
La Dimensión Emocional y Espiritual del Ser Humano en las
Organizaciones”, publicado por Editora Casa da Qualidade (1997). Fue en este
libro en el que introduje el Cociente Espiritual, y es cuando este concepto
apareció por primera vez en un libro, al menos en Brasil. El mismo año, Danah Zohar introdujo también el
concepto de la Inteligencia Espiritual en su libro "Recableando el Cerebro
Corporativo”. Sólo me enteré de la existencia de ese libro años después. Definitivamente, hubo sincronización.
Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea
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