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domingo, 13 de octubre de 2013

II. Inteligencia Espiritual (escrito en 1996!)


Cociente Espiritual (C.E.)
Si nuestra inteligencia es frecuentemente dominada por el estado emocional, las emociones a su vez reciben sus llamadas de atención por parte de la razón.  Por ejemplo, suena la alarma una fría mañana de invierno.  Y empieza el diálogo entre la razón y la emoción.                                      
Emoción – Hace  mucho frío hoy y estoy tan abrigado.   Quiero quedarme en mi cama sólo cinco minutos más. 
Razón - ¡No! Es hora de levantarse.  ¡La última vez quisiste sólo cinco minutos más; dormiste por una hora y llegaste tarde al trabajo!
Emoción – Por favor, hoy hace mucho frio.  No estés tan apurado.  Después de todo, me acosté muy tarde anoche.
Razón - ¡No! Levántate, flojo bueno para nada.
Emoción – Por favor, sólo dos minutos. . .
Así es cómo frecuentemente se desarrolla el diálogo interno. Querer (emoción) y saber (razón) pelean en el campo de batalla de la mente, usando los registros del subconsciente para reafirmar sus respectivos argumentos.  Queremos cosas que sabemos que no son buenas para nosotros.  Sabemos muchas cosas que no queremos saber.  Así nace el conflicto interno.  Y éste cesa sólo  cuando la fortaleza espiritual toma el mando desde el confundido, abrumado y debilitado ego. Lo que propongo es un Cociente Espiritual (C.E.), que es precisamente lo que puede guiar y fortalecer el intelecto y dar satisfacción y tranquilidad a la mente.  

                                                               
Si la inteligencia racional es lo que me ayuda a manejar las cosas y la sensibilidad emocional es lo que me ayuda a lidiar con otros seres humanos, es mi dosis de espiritualidad lo que me salva de los excesos de las otras dos.                                                                                                                                                
En lugar de una serie de preguntas y respuestas sobre el método utilizado para calcular el Cociente Emocional y el Cociente Intelectual, el Cociente Espiritual puede ser calculado automáticamente mediante la aplicación de criterios con respecto a la efectividad de mi vida.  Por ejemplo: 

  • ¿Estoy utilizando más tiempo, energía, dinero y pensamientos de los que necesito para conseguir los resultados que obtengo?
  • ¿Puedo mantener el respeto bilateral en mis relaciones?
  • ¿Juego limpio cuando trabajo con los demás?
  • ¿Mantengo mi dignidad mientras respeto la dignidad de los otros?
  • ¿Me siento en paz a pesar de tener mucho que hacer?
  • ¿Soy sensato en mis decisiones?
  • ¿Me mantengo estable en una situación de alboroto?
  • ¿Estoy más consciente de las virtudes de la gente que de sus defectos?

Estas y muchas otras preguntas pueden servir de base para calcular el Cociente Espiritual.  Si la mayoría de las respuestas es sí, usted ciertamente tiene una dosis de espiritualidad bien desarrollada.

Este artículo es de mi libro “Endocalidad:  La Dimensión Emocional y Espiritual del Ser Humano en las Organizaciones”, publicado por Editora Casa da Qualidade (1997). Fue en este libro en el que introduje el Cociente Espiritual, y es cuando este concepto apareció por primera vez en un libro, al menos en Brasil.  El mismo año, Danah Zohar introdujo también el concepto de la Inteligencia Espiritual en su libro "Recableando el Cerebro Corporativo”. Sólo me enteré de la existencia de ese libro años después.  Definitivamente, hubo sincronización.


Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea

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