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domingo, 29 de septiembre de 2013

Otra charla no!


“Comprendiendo el Factor Humano – El Diferencial Competitivo en la Era de la Excelencia” era el título de un reciente evento sobre recursos humanos, cuyo panfleto colorido llegó a mi escritorio. Al abrirlo encontré que los organizadores pretendían ir aún más profundo “Emergiendo los Valores Esenciales del Ser”. Otras invitaciones afines para eventos o sesiones de capacitación sobre “Espiritualidad en el Trabajo”, “El Ser Humano y la Transformación Organizacional” “El Lado Humano de la Calidad”, “Nuevos Valores en las Organizaciones”, “Calidad de Vida en el Trabajo”, llegan por correo postal o por correo electrónico.  Ello ciertamente revela cuán lejos hemos llegado en nuestro lidiar con los aspectos más elementales de nuestras reflexiones en el camino del trabajo y el trabajador en el nuevo milenio. Notando las pretensiones camufladas en tales temas, me pregunté si realmente los tratarían con la seriedad y profundidad requeridas, o si sería sólo otra de las muchas charlas-festival en las que he participado a lo largo de los años. ¿Sería simplemente una ronda más de agradables intercambios de clichés sobre cómo el cambio en los seres humanos es importante, cómo la consciencia correcta es esencial para enfrentar nuestros numerosos retos, cómo es importante implantar los nuevos paradigmas que nos conducirán hacia una mayor fama y éxito? Etc.

Nos ubicamos en nuestro lugar en las sesiones de estos cursos y eventos con la esperanza de que “esta vez será diferente”, principalmente porque nuestro tiempo y recursos son escasos. Tenemos cosas más importantes que hacer que perder horas escuchando una vez más acerca del nuevo comportamiento requerido por las dificultades actuales que tal vez ni siquiera el presentador pone en práctica. Luego del entusiasmo provocado por la retórica, las bromas y la exhortación hacia un cultura de cambio, regresamos a la realidad de nuestro carrusel del día a día con la reforzada convicción de que es más fácil hablar sobre el cambio que aplicarlo en nuestras vidas. Después de todo, somos también uno de esos seres humanos que “necesitan descubrir y desarrollar sus propios valores”. Es genial hacer listas de los valores tan necesarios para un profesional, pero practicarlos demanda poder adicional y auto-disciplina, a los que podríamos no tener acceso. Pensar que son los “otros” en mi oficina (y no yo) quienes tienen que ser rescatados de su ignorancia y falta de iniciativa, termina siendo un error muy caro.  Cualquier cambio empieza con mi propio cambio.

Oir decir a otros, una vez más, que tenemos que cambiar empieza a parecer una falta de respeto al esfuerzo que ya hemos hecho. Qué fácil es listar los valores que necesita un buen profesional al inicio del nuevo milenio – agilidad, flexibilidad, sensibilidad, valentía, respeto, cooperación, desapego del pasado, y tantos otros. Si trato de imaginar a alguien con estas virtudes plenamente desarrolladas, no puedo concebir a un ser humano sino a un ángel.  Tal vez no es tan mala idea, después de todo, ser un ángel. Al menos no tendría que preocuparme mucho, teniendo a Dios al lado para darme una mano cuando las cosas se ponen difíciles.  

Este es un extracto de la introducción de su libro "Endocalidad: La Dimensión Emocional y Espiritual del Ser Humano en las Organizaciones" en el que introdujo el concepto de la Inteligencia Espiritual, publicado por  Editora Casa da Qualidade (1997).

Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea


La felicidad es la mejor forma de expresar quién eres realmente



Para crear y mantener un temperamento alegre necesito saber cómo ser positivo.  Esto no quiere decir que camine con la cabeza en las nubes pensando que todo es maravilloso.  Debo aprender a mantener la ecuanimidad tanto en las buenas como en las malas situaciones.  La fealdad no me hace feo ni el pesar me hace triste.  Los éxitos no inflan el ego, ni el fracaso nos hace tambalear.  Si así fuera, la vida continuamente oscilaría entre la euforia y las grandes decepciones. 
Los picos pasajeros de dicha, luego de hondas depresiones en la montaña rusa de nuestra existencia sólo conducen al desgaste físico.  El cansancio, el aburrimiento y la soledad son síntomas de una incapacidad de extraer felicidad de lo más simple.  La insatisfacción es el fruto de no ser capaz de hacer el mejor uso de lo que ya poseo.  A continuación unos cuantos consejos:
  • Vea sus propias especialidades y las de los demás y motívelas conscientemente.
  • Aproveche sus momentos de soledad para acceder a su profunda felicidad interna.
  • Recuerde que el éxito es una combinación de entusiasmo y determinación.
  • No trate de ser quien usted no es; sea el mejor usted que le sea posible.
  • Si usted es divertido, todo lo demás también lo será.  Sea serio sólo cuando realmente necesite serlo.
La felicidad no se conquista; es la expresión del más profundo estado del propio ser.

Fuente: "Reflexiones para una vida plena”, por Ken O’Donnell. Integrare Editora, Sao Paulo.

Traduccion: Maria Elena Larrea

jueves, 26 de septiembre de 2013

La verdadera abundancia


De una entrevista con Ken O'Donnell para la revista Bons Flúidos, (Brazil)
"Seguir el Camino del Dinero" F. Wilson D. Weigl / Milton Trajan.

Construir una vida próspera no consiste únicamente en balancear los ingresos con los gastos.  La abundancia de bienes materiales, el reconocimiento profesional, el control de las cuentas mensuales, están profundamente relacionados con valores tales como la generosidad y el desapego.
K: Como en una reacción de causa y efecto, cuando nos trazamos objetivos menos egoístas y dirigimos nuestros talentos a proveer bienestar a los demás, atraemos lo que se llama suerte o buena fortuna.  Esto no es más que una señal de que el universo nos devuelve lo que hacemos por otros seres humanos.

¿El dinero trae la felicidad?
K: Si esta respuesta fuese sí, todos los millonarios serían inmensamente felices y los pobres, que constituyen la mayoría en el planeta, infelices.  Asociar el dinero con la felicidad depende no de cuánto tenemos, sino de cómo utilizamos nuestros recursos y cómo nos relacionamos con ellos. Por supuesto que una persona de medios modestos tendrá muchas preocupaciones, tales como pagar las cuentas y el colegio de sus hijos, pero una persona rica necesita protegerse detrás de muros y pagar por autos blindados y guardias.  Desde este punto de vista, un nómade viviendo en una carpa en el desierto sería más feliz.

¿Los objetivos atraen la riqueza?
K: Mientras más altas nuestras metas, más contribuye el Universo con nuestros logros materiales. Quienquiera que persiga metas egocéntricas difícilmente conseguirá la cooperación de otros egos. 
Más bien, cuando queremos no sólo mejorar nuestra situación financiera sino también la de muchas otras personas, se moviliza más energía para este propósito. Por ejemplo, cuando pienso en abrir un negocio, más allá de ganar dinero se puede emplear a otras personas. Cuando tenemos un propósito útil que sirve al mundo, el mundo siempre encuentra un lugar para nosotros.

¿Ambición?
K: Los niños en la India juegan una broma cruel a los monos. Ponen un vaso con maníes delante del mono.  Este trata de agarrar la mayor cantidad de maníes posible. El pobre animal llena su mano, pero no puede llevarla a su boca desde el vaso. En su esfuerzo por comer los maníes, y no queriendo soltarlos, rompe el vaso contra el suelo y se corta malamente la mano. Esta analogía ilustra nuestra necesidad de dirigir la ambición hacia un fin saludable. ¿Realmente necesitamos todo lo que queremos?  ¿No estamos desperdiciando energía persiguiendo  obtener símbolos de status o alguna cosa que no necesitamos en lo más mínimo?  Esta debería ser una reflexión constante; de lo contrario, corremos el riesgo de dañarnos en nuestro afán de conseguir algo a cualquier costo, al igual que el mono.

¿Amos o esclavos del dinero?
K: Hay una expresión en la India que muestra la relación entre la vida humana y material: tan, man, dhan. En Hindi,  tan quiere decir  cuerpo, man quiere decir mente y dhan, riqueza. Están juntas como un cochero (man), un caballo (tan) y una carreta (dhan). Esta rima enseña que, dependiendo cómo enfocamos nuestra energía física y mental, podemos conducirnos adecuadamente en el camino de la vida, o ser dominados por el materialismo si ponemos  la carreta delante del caballo.  La verdadera riqueza está en el auto-control. 
Así como el conductor tiene que manejar la carreta, nosotros tenemos que observar constantemente cómo nuestra mente conduce nuestras acciones cuando la meta es lograr riqueza. El peligro está en invertir el tan, man y dhan cuando hay riesgo de que la codicia, el apego y la sed de consumo controlen nuestras vidas.

¿Desapego?
K: Necesitamos saber cómo encontrar un verdadero balance, un sentido de seguridad y autonomía, dentro de nosotros mismos y no externamente.  Si colocamos todas nuestras expectativas en un logro o en bienes materiales, o en cualquier cosa fuera de nuestros propios recursos internos, si esto falla o se acaba, perderemos nuestra coherencia. 
En el diccionario, el significado del verbo ‘estar apegado’ es ´estar atrapado o atascado en algo o alguien’.  Pero esto es bastante inútil, especialmente en el mundo de hoy. En estos tiempos de cambios tan rápidos y drásticos necesitamos sostenernos sobre nuestros cimientos internos.  

Traduccion: Maria Elena Larrea


El inicio de la espiritualidad es el espíritu…obviamente


La siguiente frase del Jesuita francés Teilhard de Chardin, constituye un reto frontal al pensamiento materialista:
"No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales teniendo una experiencia humana."

Si esto es verdad - que nuestra existencia esencial es como espíritus o almas, entonces somos eternos, sin principio ni final.  Esto conduce a un área de exploración totalmente inusual.  Va más allá de la creencia popular de que el universo físico empezó a existir (de alguna manera) y que la vida apareció en él (de alguna manera) y evolucionó (de alguna manera) hasta llegar a su estado actual.  El alma parece no tener lugar en el pensamiento Darwiniano.  Y si somos almas ¿cuál es el significado de tomar un cuerpo y pasar por la experiencia humana, especialmente considerando la posibilidad de la re-encarnación?  Ambas experiencias deben ser relevantes - la espiritual y la humana.  Al menos deberíamos estar abiertos a buscar el significado del más grande acertijo de la vida - ¿quién soy y qué estoy haciendo acá?

Nadie ha visto un alma humana a través de los ojos.  Tratar de  probar su existencia utilizando medios físicos e instrumentos ha probado ser desalentador.  Muy poca información ha estado disponible, y menos aún una prueba.  Recuerdo leer sobre experimentos realizados a fines del siglo XIX, en los que los investigadores de estos temas trataban de atrapar al alma escapando del cuerpo, poniendo una botella de vidrio sobre la frente. Creían que el espíritu era tal vez un ser gaseoso, que podía ser capturado y etiquetado - aquí dentro está el alma del gran tal o cual.  La única prueba real puede estar en el laboratorio de nuestras vidas.

Si la frase anterior de Chardin es cierta, entonces en nuestra identidad profunda hay un espíritu. Automáticamente esto se convierte en el principio, el intermedio y el final del emprendimiento espiritual. Final, porque sólo lo que llamamos muerte puede ser esta energía espiritual consciente dejando los confines de su carruaje físico, el cuerpo. Conocernos profundamente constituye asimismo la puerta hacia relaciones significativas con los demás y con el Divino, y por lo tanto hacia una vida de mayor libertad.

Sin embargo, es un concepto tan básico y elemental que frecuentemente olvidamos introducir esta consciencia en las cosas que hacemos.  Se podría hasta decir que todo lo que pasa en el mundo que toma forma alrededor nuestro es un reflejo exacto del alcance con el que nos entendemos y nos aceptamos a nosotros mismos. 

Aquellos que llegan a este entendimiento tienen la oportunidad de profundizar en lo que mueve y da forma a la realidad. Ellos se desplazan algunos peldaños más arriba en la escalera del auto-progreso.

Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las cosas sólo son fuertes cuando son utilizadas en su verdadero contexto


Las fuertes ráfagas de viento se calmaron y pasaron a ser una fuerte brisa, mientras el joven alternadamente paseaba y saltaba por la playa.  De pronto, un objeto de forma extraña, blanqueado por la acción de los elementos, atrajo su atención.  Grueso como la pierna de un hombre de un extremo, curvado y estrechándose casi hasta hacerse una punta del otro, llegaba casi hasta su hombro.
Posándolo delante de él con el cuidado que se da a un recién nacido, cogió una piedra cercana y empezó a golpearlo para saber de qué estaba hecho.  Luego de quince minutos de sudar profusamente y poco progreso, su dureza derrotó sus esfuerzos.  
Con un brillo de alegría en sus ojos llegó a una decisión definitiva.  Recogiéndolo y arrastrándolo por la arena, lo jaló despacio hasta la subida de su casa a unos cientos de metros de distancia. 
Allí, su padre y su hermano mayor estaban a la mitad del trabajo de construcción de una nueva cerca de ladrillos para reemplazar la de madera que había sido aplanada por la peor tormenta que pudieran recordar. Al ver a su joven hijo resoplando y arrastrando un objeto curvo por el pasto, gritó,
“¿Qué tienes allí?”                                                                                                                
“No lo sé papa, lo encontré en la playa.  Es la cosa más dura que he visto jamás.”
Tomándola en sus manos y examinándola desde diferentes ángulos, su padre simplemente dijo, “Es parte del espinazo de una ballena.  Debe haber sido varado por el mar durante la tormenta.  
¿Para qué lo trajiste aquí?
Con inocente orgullo el niño anunció su excelente idea,
“Creí que podrías usarla para la cerca. Es tan fuerte.”
“No hay duda sobre su solidez, hijo. Muchos barcos de pesca han sentido el poder detrás del chasquido de la cola de una ballena.  Pero estaría fuera de lugar en la cerca.  Simplemente no encajaría con los ladrillos y el mortero.  En lugar de ayudar, probablemente haría que la estructura fuera más débil. 
Desconcertado y moviendo la cabeza con desolación se volvió para jalarlo de regreso a la playa.
“Entonces no puedes usarlo?”
“No, hijo.  A pesar de su solidez, solo puede tener valor por ser una curiosidad.”

vvvvv
Las cosas realmente tienen poder y fuerza cuando son utilizadas en su contexto correcto. 
Si yo tengo toda la paciencia del mundo, pero la situación requiere una acción determinada, mi estructura interna se debilita y entonces cualquier protección que hubiera podido permitirme se ve disminuida. 
Si yo tengo un entusiasmo interminable para tomar acción, pero las circunstancian requieren de perseverancia, no podré soportar la presión que éstas me imponen.

La meditación me ayuda a acumular poderes y virtudes espirituales de manera que estén a mi disposición cuándo y dónde yo escoja utilizarlos.


Historia corta del libro "Reflexiones para una vida plena" por Ken O'Donnell , Editora Integrare, São Paulo (link)

Traduccion: Maria Elena Larrea


No necesitas ser un experto para hacer algo interesante




Vivimos en un mundo que está sobre-especializado.  Sólo den una mirada al campo de la asistencia médica.  Hay especialista para cada parte del cuerpo – ojos, orejas, nariz, cara, huesos, sangre y demás.  En el campo de las emociones hay expertos en fobias, manías, síndromes, relaciones.  La lista es interminable.  La ley se ha tornado tan compleja que aún para temas simples necesitamos consultar con un abogado.  Recuerdo haber hablado con el Presidente del Concejo Municipal de Sao Paulo cuando fui a dar una charla allí hace algunos años.  Me dijo que su objetivo era reducir las once mil leyes municipales a ocho mil.   Todo en nuestras vidas parece estar regulado, pero en el caos de Sao Paulo, las cosas ciertamente no parecen funcionar de una manera regulada. 
Al convertirnos en expertos en los diferentes fragmentos de la realidad, probablemente hemos perdido la visión de cómo el todo encaja entre sí.  Más aún, hemos llegado a apoyarnos más y más en aquellos que son especialistas sólo en fragmentos.   En el poema La Roca  (1934), T. S. Elliot lo expresa muy claramente:

El eterno ciclo de la idea y la acción,
La invención interminable, el experimento interminable  
Traen consigo el conocimiento del movimiento, pero no del reposo
El conocimiento del habla, pero no el del silencio
El conocimiento de las palabras, y la ignorancia de La Palabra
Todo nuestro conocimiento nos acerca más a nuestra ignorancia
Toda nuestra ignorancia nos acerca más a la muerte
Pero acercamiento a la muerte, no a Dios 
¿Dónde está la Vida que hemos perdido viviendo?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido con el conocimiento?
¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido con la información?

En la búsqueda de un significado más profundo de las piezas del rompecabezas de la vida, nos sentimos generalmente intimidados por la forma cómo los expertos son valorados en nuestra sociedad.  Muchos creen que necesitan un diploma y años  de experiencia antes de poder hacer algo importante.  Esto puede ser cierto en algunos casos.  Ciertamente necesitamos haber estudiado para ser cirujanos para realizar una cirugía.  ¿Quién querría alguien que no tuviera las calificaciones y experiencia necesarias, representándolo en un asunto legal complicado?  Sin embargo, en términos de vivir e interactuar con el mundo, las únicas calificaciones que necesitamos son el ser sensatos, curiosos y determinados.
Hace algunos años tuve la idea de crear un DVD con comentarios de meditación visuales, y sólo música de fondo.  No habría palabras, de manera que el proyecto fuese increíblemente accesible a todos.  No palabras significa no traducciones.  Como seres humanos, la mayor parte de nuestra comunicación está conectada con sentimientos y vibraciones y con el hecho de que tengamos aspiraciones comunes relacionadas con el amor, la paz y la felicidad.  A veces las palabras son superfluas.  Así que pensé que si preparaba algunos simples videos y los ponía a disposición, el público se mostraría interesado.
No soy experto en diseño gráfico o en producción de videos.  De hecho, me considero un aficionado en estas áreas.  Sin inmutarme por mi falta de experiencia, prepare un demo y se lo di a un amigo en India, quien seguidamente lo publicó en Youtube. Hoy, algunos años después, esa simple inspiración ha sido vista 3,250,003 veces (al día en que se publica este blog).  Si están interesados en verlo, hagan click en este link.

Realmente no necesitas ser un experto para hacer algo interesante, que sea beneficioso para otros. 

Además, no te pierdas entre los fragmentos.

Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea

martes, 24 de septiembre de 2013

Escoge vivir




“Aprendemos geología 
la mañana siguiente al 
terremoto”.

Ralph Waldo  Emerson





Recientemente fui invitado al pueblo de Santa María, al sur de Brasil, por un grupo de preocupados ciudadanos y funcionarios públicos para hablarles sobre los tiempos que estamos viviendo.  Era el lugar donde 250 jóvenes perdieron la vida en el incendio de una discoteca en enero de 2013.
Es muy difícil olvidar las escenas de horror que salieron en todas las noticias en ese entonces, especialmente para a las familias que perdieron a sus seres queridos.  Sabemos que la vida es dura, que las tragedias ocurren algunas evitables y otras no.  Los edificios se derrumban, los barcos se hunden, los terremotos y tsunamis causan destrucción.  En este caso, fue una serie de errores humanos, tanto antes del evento, como el mismo día del desastre.  La lista de errores que contribuyeron al incendio es larga:
  • El lugar estaba abarrotado de gente esa noche.
  • El cantante encendió una llama en el escenario.
  • Las chispas llegaron al techo de espuma y se inició el fuego.
  • El extinguidor de fuego al lado del escenario no funcionó.
  • Las salidas eran demasiado estrechas para permitir la salida de tanta gente.
  • Etc. etc.
Como siempre, cuando tales tragedias humanas ocurren, nos quedamos con los restos de una triste realidad y el recuerdo de lo que pudo haber sido.  A pesar del sufrimiento, la vida continúa.  Sin embargo, se lo debemos a aquellos que perecieron: el aprender las lecciones correctas, tanto desde el punto de vista técnico como humano.  Castigamos a aquellos que deben ser castigados.   Lamentamos las vidas perdidas.  No obstante, el tributo más grande a los seres que dejaron sus cuerpos en el incendio es aprender todas las lecciones que podamos, para prevenir desastres similares en el futuro.  Desafortunadamente, no hay garantía de que así será. 
Como siempre en tales situaciones nos abocamos intensamente a buscar soluciones.  Cumplimos al pie de la letra la frase de Emerson, citada al inicio de este artículo.  En este caso, a lo largo del país, las autoridades locales se movilizaron para revisar los permisos de las discotecas y otros ambientes cerrados, así como para aumentar la seguridad.  Pero se hizo a posteriori, y las lecciones sólo nos sirven si constituyen la base de una nueva y más completa previsión, basada en decisiones más firmes.  No tiene sentido entrar en el irreal tiempo verbal “si solo hubiéramos –o no hubiéramos- hecho tal cosa, podríamos haber hecho esto o aquello”.  Ocurrió.  Sigamos adelante, pero poniendo más atención.
Durante la charla recordé el principio del clásico de Charles Dickens, “Historia de Dos Ciudades”, sobre la época de la Revolución Francesa durante la cual Londres y Paris chocaron:
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, era la edad de la sabiduría, era la edad de la necedad, era la época de la fe, era la época de la incredulidad, era la estación de la Luz, era la estación de la Oscuridad, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación, teníamos todo delante de nosotros, teníamos nada delante de nosotros….”
Esta frase muestra las elecciones que tenemos en todas las épocas, especialmente en la actual.
Es crucial aprender a identificar la variedad de opciones de estilos de vida que tenemos para elegir, entre lo mejor y lo peor, y desarrollar el poder para discernir cuál es la base para hacer las elecciones correctas.   El poder interno surge de la práctica de la meditación y la reflexión personal, lo que nos ayuda a tener menos y mejores pensamientos  
Alguien que trata de ver el mundo únicamente a través del ojo de sus propios intereses egoístas termina viendo el mundo no como realmente es, sino como el ego le dice que es.  Si miramos con perspectiva, naturalmente veremos más.  Si vemos más, entendemos más y elegimos mejor. 
En un año como el que hemos tenido hasta ahora, no puedo pensar en un mayor regalo para alguien de cualquier edad que el tener el poder del discernimiento.  Las 24 horas del día recibimos un bombardeo de información verbal, visual y escrita.  Un ser humano que vive hoy en una gran ciudad aprende más en un día de lo que pudo aprender alguien en la época de la Revolución Francesa durante toda su vida.  Hay un buffet continuo de ofrecimientos para nuestros sentidos.   Con tan grande variedad de productos, servicios, cursos y foros de entretenimiento es difícil saber qué queremos, y navegar adecuadamente en un mar cambiante de verdades y falsedades
El poder de discernir es la habilidad de ver la diferencia entre dos o más objetos o situaciones. Es una brújula importante en estos tiempos aquejados de problemas.  Se convierte en el arma más poderosa para conseguir el éxito, no solo en nuestra vida personal sino en la profesional
Finalmente, si tenemos el poder de discernir, podemos elegir cómo, dónde y con quién celebramos la vida.
Luego de cambiar de lugar con un amigo, para morir en la guillotina, Sydney Carton, el héroe de 'Historia de Dos Ciudades”, dice justo antes de caer el hacha: “Es lo mejor que he hecho en mi vida; entro al mejor reposo que jamás he conocido.

Hasta el último minuto elegimos nuestro camino.

Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea

La base real de la felicidad


Él contempló con admiración su nueva colección de CDs de bossa nova.  De alguna manera, el ritmo y los acordes inusuales que caracterizan este tipo de música popular brasileña habían calado en él desde su visita a Rio el año anterior.  Sacó el CD de Tom Jobim y lo hizo sonar.
Caminó hacia el balcón, recogió su jugo favorito, de piña, le puso hielo y menta y atravesó las puertas de vidrio.  Por la centésima vez desde que había comprado la casa, bebió contemplando el paisaje.  A mil  metros de altura, estaba rodeado de un bosque subtropical.  Una serie de lagunas azul profundo se expandían debajo, algunas abriéndose hacia el mar turquesa que estaba a sólo cinco kilómetros de distancia.  El sol lanzaba un juego mágico de luz sobre toda esa mágica escena.  
“Tu lasaña está lista, querido”, dijo su esposa, llamándolo desde el comedor.   Se habían casado hacía sólo un año. A pesar que éste era su tercer matrimonio, parecía que finalmente había encontrado alguien con quien compartir su vida.  Ella sabía preparar una lasaña muy buena.
“Tráela a la terraza.  Veo que la mesa ya está puesta.”
“Ya llega”, dijo ella mientras se acercaba presurosa con el humeante plato de porcelana.  Estaba ruborizada y eso la hacía ver aún más bonita.  Tal vez era el orgullo de haber preparado un excelente plato.
“Huele delicioso.  Estoy hambriento.   Algo en el aire de esta montaña me da un apetito voraz.”
Unos minutos después, justo cuando estaba listo para dar cuenta del primer bocado de queso, tomate y pasta, sonó el teléfono.  Fastidiado, dejó su tenedor y dijo “Yo contesto.  Cómo puede ser que cada vez que me siento a comer, el maldito teléfono suena.”  Se apuró para contestar.  Desde el balcón, su esposa podía verlo asintiendo y exclamando.  
Cuando regresó estaba blanco como una hoja.  “¿Qué pasó?, preguntó ella.  “Te sentirás mejor después que hayas comido.”  Se le trabaron las palabras.  “He perdido el apetito.  Era el médico de mamá.  Acaba de recibir los resultados de sus pruebas.  Tiene un tumor en el hígado.  Es maligno.  Esto no se ve bien.”

Comentario:  Creamos nuestros castillos de ilusión con la irreal premisa de que nada podrá jamás derrumbarlos.  A veces, sólo las malas noticias nos pueden volver indiferentes a las preferencias de nuestros órganos de los sentidos. No oímos la música, ni olemos el aire, ni vemos las vistas o siquiera sentimos el sabor de la comida.  No somos conscientes de quienes nos rodean.  Algo ocurre, que no podemos explicar.  Algo que no encaja en nuestro mundo ideal.

La felicidad real no se basa en las cosas que nos rodean, sino en nuestra comprensión de las mismas.
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Historia corta del libro ”Reflexiones para una vida plena”, por Ken O'Donnell, Editorial Integrare, São Paulo
Traduccion: Maria Elena Larrea