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sábado, 21 de diciembre de 2013

“El trigo vale más que el oro, porque el oro no se come”


Se pensaría que capitalismo y espiritualidad son conceptos contradictorios.
No necesariamente, porque el dinero no es malo, el problema es su uso o abuso. Por ejemplo, en el 2009, en los 40 países más pobres se gastaron 12 mil millones de dólares en educación básica y, ese mismo año, gastamos un billón 80 mil millones de dólares en armas y 70 mil millones en drogas.
¿Cómo convencer a un capitalista que su ganancia no es lo único que importa?
En las empresas que piensan solo en números, la gente trabaja hasta de noche, pero, en las que hay un ambiente de confianza, que son buenos lugares para trabajar, las reuniones son más cortas, porque no hay ese juego  de egos, de competencia, y se gana tiempo… El retorno no es solo financiero, sino en bienestar, en una vida más sana, en mejor aprovechamiento del tiempo.
En países con gran desempleo, muchos empresarios ven al trabajador como un objeto a exprimir...  
Si están interesados en dinero, hay estudios que demuestran que vale la pena invertir en las personas, porque el retorno es mucho mayor. Es mucho mejor tener un ambiente más espiritualizado, más humano, que uno que solo se base en los números.
¿Tú sientes que el mundo está evolucionando hacia esta nueva filosofía?
Hay tres tipos de empresa: el tipo, que es la mayoría, que piensa que la responsabilidad social es del gobierno y que el negocio es negocio. El segundo tipo está experimentando cómo trabajar con más conciencia, en esta onda de responsabilidad social y ambiental. Y hay una minoría, que es estable a través de las crisis, que tiene una interacción plausible con la naturaleza y está haciendo cosas en forma muy consciente.
¿Algún ejemplo?
La  mayor empresa de cosméticos de América Latina se llama Natura y tiene una política: lo que dicen lo hacen.  El logo de Unilever tiene pájaros, gente, árboles, porque su propósito es sustentar la vida. No le interesa qué hace Procter& Gamble o Nestlé. Lo que le interesa es hacer algo relevante para este mundo.
¿Países como Japón, con cultura de trabajo más colectiva, funcionan mejor?
En el Japón, treinta personas son un “nosotros” y aquí son treinta “yos”.
Pero también es un país de altas tasas de suicidios por la competitividad.
También ahí hay otros problemas, porque hay una falsa armonía. Armonizar allí significa mantener todo bajo la alfombra y eso no ayuda. La gente tiende a creer en esa lógica samurái de que es mejor matarse que admitir un error. Pienso que es mejor invertir en la cultura propia que importar otras culturas.
¿Qué se pudo hacer con la crisis causada por la avaricia de los bancos?   
Yo, sinceramente, no veo mucha solución. Veo un quiebre, porque esta manera de proceder es insustentable: está colapsando. Todo el sistema financiero está basado en créditos, en el concepto de deuda, pero las cosas tienen un valor intrínseco. En esencia, el trigo tiene mucho más valor que el oro, porque el oro no se puede comer.
 ¿Cómo hablarle de esto a un empresario modelo Wall Street?
Se puede argumentar por números. ¿Por qué tener clientes que crean en tu producto y en tu propósito? Porque hay mucha competencia. En Brasil,  hay 42 marcas de autos y el comprador tiene muchas opciones. ¿Y qué es lo diferencial? El trato, el servicio, la ética. Las personas están obligando a que las escuchemos. Los compradores no quieren “sonrisas amarillas”, sonrisas falsas, sino ser tratados por personas en quienes puedan creer. Si no, me voy a la tienda de al lado. 
Tú has asesorado gobiernos. ¿Qué hacer para evitar la corrupción?
¡Andar con guardaespaldas! (Risas)
¿Pero se puede?   
El  gobierno no gana dinero, usa dinero nuestro, pero el mal uso de recursos nuestros es la misma cosa. En la experiencia que he tenido, no es tanto un problema del Ejecutivo, sino más de los senadores y congresistas y de la gerencia media de los ministerios.
 ¿Qué pasos se pueden dar?
El otro día dije que sería bueno privatizar los gobiernos (risas) o los ministerios, porque estamos a merced de los vicios institucionalizados. Pero si existe la oportunidad y tenemos una persona líder y fuerte, podemos hacer cosas.
¿Gobernar desde la espiritualidad?
La historia tiene ejemplos de personas que gobernaron a partir de los valores humanos, y la espiritualidad es la práctica de verdad de valores entre personas y otras personas y la sociedad. Si hacemos una encuesta, la gente quiere un gobierno que funcione, un gobierno ético.
¿Cómo?
El voto es la única arma para cambiar en una democracia y la población tiene que estar muy atenta. Yo vengo de Australia, por ejemplo, donde hay, de vez en cuando, casos de corrupción, pero, para el resto, primeramente, la persona es execrada y expulsada, y, después, nunca más puede aparecer en público.
¿Eres optimista a futuro…?
Yo creo que habrá una ruptura y que, a corto plazo, las condiciones van a empeorar, y que, a largo plazo, habrá un cambio de algún tipo, algún reciclaje de nosotros, de nuestras cabezas. Pero no podemos ser muy optimistas simplemente pasando pintura encima de cosas podridas.


Entrevista de La Republica a Ken O' Donnell, Consultor internacional en calidad y desarrollo organizacional holístico.

Nací en Australia hace 53 años. Me doctoré en Química, pero sentía un gran vacío espiritual. Hace 30 años, descubrí Brahma Kumaris, organización india para el crecimiento espiritual, y aprendí el arte de la Meditación Raja Yoga. Luego, creé el programa Autogestión y calidad de vida que está en 29 países. Ahora vivo en Sao Paulo, he escrito más de 10 libros y soy consultor de decenas de organizaciones, entre ellas la Unesco y el PNUD.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Sueño de calidad y mejores pensamientos = menos cansancio



Una encuesta llevada a cabo por el respetable instituto de sondeo de votos IBOPE, publicada el 12/11/2013, revelò que el 98% de los brasileños se sienten un poco o muy cansados, mental y físicamente. Ellos entrevistaron a 1,499 personas, incluyendo hombres y mujeres, entre los 18 y los 65 años de edad, habitantes de ciudades brasileñas.  Para el 70% de los encuestados, el ritmo acelerado de la vida diaria y el estrès son la principal razón para ello.  Debo admitir que he observado este mismo fenòmeno en muchos otros países. 

Hace casi cuarenta años aprendì algo que originò un cambio fundamental en mi vida.  Me dì cuenta que la calidad del sueño es mucho màs importante que la cantidad.  Me entrenè para dormir 5 ò 6 horas en lugar de 8, a la vez que me sentía realmente mejor. Desde entonces he ganado màs de 3 años de tiempo que hubiera pasado durmiendo.  He utilizado ese tiempo extra para hacer muchas cosas constructivas tales como escribir este blog!  Entendì ademàs que la calidad de los pensamientos es la principal fuente del cansancio; que si pudiera pensar menos y mejor, de hecho tendrìa màs energìa.   

Por ejemplo, puedo trabajar intensamente durante 12 horas dando alegremente los toques finales a algùn creativo trabajo fìsico, y no desgastarme como cuando estoy preocupado o desanimado. Definitivamente he experimentando que a travès de la pràctica de la meditaciòn puedo disminuir y hasta eliminar el pensamiento de desperdicio que induce a la fatiga.
Como parte de mi propia disciplina personal, empecè a levantarme muy temprano para meditar y tomar beneficio de lo que se conoce como 'amrit vela' - las 'horas del nèctar' en India. Esto es entre las 4 y las 6 de la mañana. A esa hora hay el máximo silencio en la mayorìa de lugares del mundo. Antes de involucrarme en el mundo de la acciòn, preparo mi estado interno y afirmo mi valor intrínseco. 

A continuaciòn un ejemplo del tipo de determinaciòn que creo dentro de mì:  “Pase lo que pase durante el sinnùmero de eventos del dìa, yo mantendrè mi ecuanimidad. Nada ni nadie podràn llevarse lo que soy. Soy bàsicamente un ser de paz, amor y contentamiento. La gente serà como es.  Yo no puedo cambiarla. Las situaciones llegaràn como tengan que llegar.  No tratarè de controlarlas.  Màs bien controlarè mi estado interno y, a travès de ello, influenciarè sobre los demàs en forma positiva. Los obstàculos son oportunidades para aprender.”

Al practicar esto conscientemente descubrì que podìa pasar a travès de las escenas y los escenarios, observando cuando tenía que hacerlo y participando cuando correspondìa.  Podìa separar lo esencial de lo inùtil y por lo tanto reducir la cantidad de pensamientos.  El tema no es desarrollar mètodos de descanso, sino aprender còmo no cansarse tanto.

(Siguiente blog:  Pensar menos, pensar mejor (parte 2)).

Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea