¿Cuántas veces somos capaces de tener la
conversación que realmente queremos tener? – una que pueda aclarar todo residuo
de malentendidos y marcar el camino hacia un futuro claro. Conversar quiere decir ver algo en conjunto
con alguien. Si veo las cosas de forma
diferente a los otros, la comunicación se puede romper completamente. Communicare
en latín literalmente quiere decir compartir lo que es común. El arte de la conversación significativa se basa
en establecer un terreno común con la persona con la que hablo, independientemente
de su edad o sus antecedentes culturales, sociales o educacionales. Si yo no puedo hacer este esfuerzo o no lo
hago, existe un peligro real de que la conversación se convierta en dos
monólogos. Esto es especialmente
importante cuando el resultado es crucial o cuando el tema es difícil.
En el transcurso de los años he tenido
la gran fortuna de visitar casi cien países, cubriendo muchas culturas y
tradiciones. Definitivamente puedo decir
que las diferencias entre nosotros son bastante superficiales. Tenemos mucho más en común unos con otros de
lo que nos imaginamos.
He preguntado '¿qué es importante en una buena relación entre dos seres humanos?' a las más diversas audiencias – científicos en Grecia, vendedoras en Argentina, pobladores indígenas en Bolivia, trabajadores en India, monjes en Corea. Invariablemente, todos respondieron lo que usted, lector, está probablemente pensando en este momento –respeto, confianza, honestidad, empatía y demás. Las madres aman a sus hijos y sufren por ellos en todas partes, y generalmente de forma muy parecida. Los choferes de taxi en Sydney, Estambul o Madrid se molestan igual y probablemente por las mismas razones. Las palabras pueden ser distintas pero los gestos son los mismos. Tanto el presidente como la recepcionista de una misma compañía quieren ser felices si pueden, quieren amar y ser amados si es posible y buscan comprender y ser comprendidos. Después de todo, ambos son seres humanos por encima de los roles que desempeñan.
He preguntado '¿qué es importante en una buena relación entre dos seres humanos?' a las más diversas audiencias – científicos en Grecia, vendedoras en Argentina, pobladores indígenas en Bolivia, trabajadores en India, monjes en Corea. Invariablemente, todos respondieron lo que usted, lector, está probablemente pensando en este momento –respeto, confianza, honestidad, empatía y demás. Las madres aman a sus hijos y sufren por ellos en todas partes, y generalmente de forma muy parecida. Los choferes de taxi en Sydney, Estambul o Madrid se molestan igual y probablemente por las mismas razones. Las palabras pueden ser distintas pero los gestos son los mismos. Tanto el presidente como la recepcionista de una misma compañía quieren ser felices si pueden, quieren amar y ser amados si es posible y buscan comprender y ser comprendidos. Después de todo, ambos son seres humanos por encima de los roles que desempeñan.
Debajo de los colores de la piel,
credos, idiomas y preferencias, valoramos y anhelamos de forma parecida. Sólo tengo que alejarme y ver el terreno
común en el que puedo encontrar a los demás tal como son, sin prejuicios. Dejar de hacer esto lleva a los malentendidos
y al conflicto.
Particularmente, debo entender que la imagen de las otras personas que llevo en mi mente probablemente no sean para nada ellos. Yo le hablo a “mis” ellos y ellos le hablan a “su” mí. Y ninguno de nosotros realmente conversa con el verdadero ser detrás de las imágenes.
Particularmente, debo entender que la imagen de las otras personas que llevo en mi mente probablemente no sean para nada ellos. Yo le hablo a “mis” ellos y ellos le hablan a “su” mí. Y ninguno de nosotros realmente conversa con el verdadero ser detrás de las imágenes.
¿Cuántas veces puede mi visión ver
detrás de una mente que es diferente a la mía, de un intelecto que trabaja a
otro nivel, y de un kit de rasgos de personalidad que tienen poco que hacer con
los míos? ¿Cuántas veces se conecta el
alma con el alma de manera que se pueda compartir la verdadera comprensión
común? Este es el reto.
Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea