A medida que crecemos aprendemos a
hablar, a contar, a leer y a escribir. Mucho de ensayo y error y la mayoría de nosotros nos las arreglamos
razonablemente bien. Pero nadie nos ha
enseñado jamás cómo pensar; cómo crear el tipo correcto de pensamientos y cómo
evitar los pensamientos inservibles, los no productivos y hasta los
negativos. Pensar simplemente parece
ocurrir como un torrente sin fin. Lo que
sea que aparezca en la mente nos lleva consigo, produce sentimientos y estados
de ánimo y puede hasta alejarnos de la realidad.
Recientemente estaba dando una charla a
los ejecutivos de una autoridad aeroportuaria de Brasil, todos ligeramente
estresados por tener que preparar sus aeropuertos para la Copa Mundial de Fútbol
2014. Pregunté a los participantes cómo
sería si ellos dirigieran sus aeropuertos de la misma forma como dirigían sus
mentes. Todos rieron, pero la pregunta
era seria. Durante las horas punta, el
principal aeropuerto doméstico en Sao Paulo puede alcanzar un máximo de aviones
aterrizando o despegando cada dos minutos. La mente es como
un aeropuerto. Pensamientos, sentimientos, recuerdos, sensaciones e inspiraciones aterrizan y despegan aún a
mayor velocidad.
Hice un cálculo rápido: Si hay 1,440
minutos en un día, y para hacerlo fácil, pasamos 440 de ellos durmiendo, nos
quedan 1,000 de estar despiertos. Si hay
alguna actividad mental cada dos segundos, esto suma 30,000 'vuelos' al día. Estos
fragmentos de consciencia se arremolinan frecuentemente sin sentido,
obstaculizando nuestra claridad y concentración. Los trozos y pedazos de nuestro pensar
reducen nuestra determinación y productividad. De la misma manera que un aeropuerto tiene que
tener un controlador de tráfico aéreo para secuenciar los vuelos y evitar
accidentes, necesitamos aprender cómo pensar de manera más ordenada. La meditación raja yoga es una estupenda forma
de hacer precisamente esto. Utilizando
pensamientos y no negándolos o tratando de ir más allá de ellos, podemos
literalmente entrenarnos para pensar menos, pensar mejor y lograr más. Es un proceso que se lleva a cabo paso a
paso:
1) Crea un objetivo para tu meditación. Piensa
en lo que quieres experimentar; por ejemplo, paz, amor o poder espiritual. Escribe algunas ideas relacionadas con la
experiencia que quieres tener. Estas
ideas se convertirán en el “campo de contemplación” en tu meditación.
2) Conviértete en un observador
desapegado. Mira el torrente de
pensamientos como un pasajero en un tren mirando las escenas que pasan por la
ventana. No trates de pelear con los pensamientos. Simplemente míralos y recuerda que tú eres su creador. Nadie más ha entrado en tu cabeza y está
creando tus pensamientos. Tú lo estás
haciendo. Si tú tratas de dejar de
pensar en algo, esto se volverá más fuerte. Así que simplemente déjalo llegar e irse. Pon tu atención en el asiento de la
consciencia, que es donde estás en realidad pensando. Visualiza un asiento sutil detrás de los
ojos, en el medio de la frente, y sienta tu pensamiento allí.
3) Recuerda tu objetivo. Digamos que has decidido experimentar tu
propio poder espiritual. Da una mirada a
las ideas que has escrito. ¿Con qué está
conectado el poder espiritual? ¿Pueden
mis pensamientos alcanzar la Fuente del poder espiritual? ¿Cómo se siente el recargar las baterías
internas? Si fueras más poderoso
internamente, ¿cómo te verías con relación a tu trabajo, a tus relaciones y con
las tareas que tienes que hacer? De esta
manera creas un “campo de contemplación” en el que empiezas a desacelerar tu
pensamiento y a volverte más enfocado.
4) Gradualmente, una de las ideas parece
volverse más importante. Si tuvieras que
convertirte en la esencia del objetivo del poder spiritual, ¿cuáles de los
pensamientos que estás pensando está más conectado con ello? Enfócate en ese único pensamiento.
5) Mírate a ti mismo como un pequeño
punto de energía consciente y gradualmente conviértete en la personificación de
la experiencia que este pensamiento enfocado implica. A medida que vas más profundo en la
experiencia, realmente dejas de pensar. No
estás más “intelectualizando” sobre lo que está pasando. Permanece allí por un tiempo, y gradualmente regresa
a tu entorno.
Si puedes hacer este tipo de ejercicio
mental regularmente definitivamente aprenderás a pensar menos, pensar mejor y
lograr más con menos esfuerzo.
Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea