Son las 12:45 p.m. Te quedan sólo 15
minutos de tu hora de almuerzo y luego debes volver a la oficina. Tuviste que hacer una parada en el
supermercado para comprar un par de cosas para la celebración especial de esta
noche. La fila para pagar es larga,
incluso en la caja rápida para aquellos con diez productos o menos. Te pasas a una cola más corta y, por alguna
razón, se detiene. Ves la cola que
acabas de dejar avanzar rápidamente.
Mientras tanto, la persona en la caja de tu fila empieza a cuestionar el
precio de un producto. Después de
algunos minutos el tema se aclara y entonces él decide cargar el saldo de su
teléfono celular. Transcurren otros
cuantos minutos debido a un error con el número de su teléfono. A estas alturas, empiezas a enojarte y ha
hacer comentarios desagradables a la persona detrás de ti. Elevas el volumen de tu voz para que la
cajera te escuche. Tal vez esperas
hacerla sentir culpable para que se apure.
A medida que te acercas, ves que la persona en cuestión tiene un perro
guÃa en una cadena esperándolo pacientemente a su lado. Te sientes avergonzado
y buscas dónde esconderte.
Felicitaciones! Tu ego acaba de emerger su lado más feo. En realidad, eres tú el ciego.
En latÃn y griego la palabra 'ego' solo quiere
decir 'yo'. Aún cuando el concepto ha sido utilizado por Freud como el mediador
entre las urgencias instintivas (ui) y la
realidad, el uso más común se refiere a un sentido de auto-identidad o
de auto-suficiencia. Usualmente se
asocia con la arrogancia o el egoÃsmo. El
problema no es el ego en sà mismo, pero cómo es utilizado. Después de todo “yo” soy solo “yo”. “Yo” no soy nadie
más. “Yo” puedo ser lo
mejor o lo peor de mÃ. Todo depende de
cómo me veo en relación con los demás y con los acontecimientos.
En el ejemplo anterior, debido al apuro,
la persona de la historia sólo puede ver sus propias necesidades y es
completamente ignorante de las necesidades del hombre ciego en la cola. Este ser miope ve el mundo en función de sÃ
mismo. Su limitado ego es un sol y las
otras personas y cosas giran a su alrededor.
A través de la práctica de la meditación
y de una comprensión de algunas reglas básicas del juego de la vida, yo puedo
empezar a relacionarme con un sentido más amplio del ser. Yo soy un ser espiritual. Como tal, soy un hijo de la fuente, a la que
llamamos Dios, Allah, Jehova, Shiva o lo que fuera. Tengo una visión más amplia y más profunda
del mundo. Veo a los demás con sus
propios derechos y no en función de mis necesidades o deseos. Veo cómo el pasado impacta en el presente en
cualquier escena, y sus futuras consecuencias. Al ser más amplio y profundo mi enfoque, estoy
más estable emocionalmente. Por lo
tanto, el esfuerzo espiritual no consiste en anular el ego, sino en elevar
realmente el sentido del ser y ver las cosas como son y no como yo soy. En la
tradición judÃa, esta parte fea del ego es descrita como un gigante parado en
las intersecciones amenazando a la gente con una inmensa hacha. Los impacientes huyen de él o hacen lo que él
quiere. Los observadores se dan cuenta
de que el gigante no tiene pies y no hacen caso a sus amenazas.
Repitamos la
escena anterior:
Son las 12:45 pm. Te quedan sólo 15
minutos de tu hora de almuerzo y luego debes volver a la oficina. Tuviste que hacer
una parada en el supermercado para comprar un par de cosas para la celebración
especial de esta noche. La fila es
larga, incluso en la caja rápida para aquellos con diez productos o menos. Te das cuenta que la gente en tu fila
realmente tiene muy pocos productos. Esperas
pacientemente tu turno y las cosas se empiezan a mover. A medida que te acercas a la caja, ves una
persona con un perro guÃa tratando de averiguar el precio de algo. Sutilmente
empatizas con él. Llega tu turno y debes
pagar por tus productos. TodavÃa te
quedan cinco minutos para regresar a tu oficina, que está a la vuelta de la
esquina. Te sientes bien. Misión cumplida.
En esencia, sólo debo
ser el mejor “yo” que me sea posible ser.
Autor: Ken O'Donnell
Traduccion: Maria Elena Larrea
Fuente: http://spiritualityinaction.blogspot.comhttp://www.brahmakumaris.org/peru
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